La pila es un elemento que contiene diferentes metales en su composición, como mercurio en las pilas de botón, las alcalinas… o cadmio en las pilas recargables, también son preocupantes otros metales como el manganeso, níquel y cinc. Por lo tanto, aunque no todas las pilas son iguales ni tienen la misma peligrosidad, toda pila que tiene alta concentración de metales tiene que ser considerada como residuo peligroso.
La recogida selectiva de las pilas usadas, en contenedores específicos y su tratamiento adecuado constituyen la solución más lógica y más respetuosa con el medio ambiente. Una vez recogidas, las pilas se llevan a una planta de reciclaje donde se segregan y se separa los metales peligrosos del resto de materiales que constituyen la pila. Pero, lamentablemente, existen pocas plantas de reciclado de pilas ya que el proceso utilizado requiere una elevada inversión económica.
En España el Ministerio de Medio Ambiente regula los medios de recogida y tratamiento de todos los residuos peligrosos y en particular de las pilas. Existen además fundaciones y asociaciones que colaboran en la labor de gestionar las pilas desechadas por los usuarios.
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